Investigadores del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores lo encontraron en un arroyo bonaerense mientras estudiaban un pez cascarudo que no era propio de la zona.
Investigadores del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE) hallaron, en un pez conocido vulgarmente como “cascarudo”, un parásito del que no se tenía registro hasta el momento y lo bautizaron Diegoglossidium Maradonai, en homenaje al astro del fútbol argentino. El descubrimiento fue en el arroyo Buñirigo, partido de Magdalena, mientras hacían tareas cotidianas de investigación. Aunque pertenecía a una familia de parásitos ya determinada, el género y la especie se desconocían.
La primera sorpresa para los científicos fue hallar el cascarudo, un pez nativo pero que se encuentra mayormente en el noreste argentino. Sin embargo, su análisis resultó más novedoso: en los intestinos encontraron un parásito que tenía ventosas redondas y grandes, y un ovario compuesto por siete lóbulos. Además, las formas del reproductor y la disposición de los vitelarios eran distintas a lo que se había registrado hasta el momento en otros géneros.
Estas características, que no son comunes en peces, desconcertaron a los especialistas. En la búsqueda por encontrar algún nexo o vínculo con otra especie, realizaron un ADN y llegaron a la conclusión que no existía ningún documento que dé cuenta de la presencia del parásito en estos animales.
La sorpresa fue más grande cuando encontraron que el parásito no estaba en ningún otro pez, sea el cascarudo u otro. Si bien pertenece a la familia denominada Alloglossidiidae, descubrieron un nuevo género y especie. ¿Qué implica esto? Los parásitos se dividen en géneros, especies y familias. Cuando se trata de muchas especies, existen dos categorías que los científicos utilizan para diferenciarlas. A su vez, el género es una clasificación superior a la especie porque puede incluir varias al mismo tiempo. Por último, la familia es una categoría superior porque incluye varios géneros.
Esto llevó a Martín Montes, investigador del CEPAVE (centro que depende del Conicet, la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires y la UNLP), a tener que bautizar al parásito, algo así como ponerle nombre y apellido. Como el código zoológico permite que los investigadores coloquen la denominación que les parezca, siempre y cuando no sea ofensivo o difamatorio, Montes nombró al género Diegoglossidium y Maradonai a la especie.
El sufijo glossidium, que se desprende del nombre del género, proviene de “glóssa”, que significa “lengua” en griego, corresponde a la forma que tiene el parásito, similar al órgano bucal. Además, según palabras del investigador, hace alusión al jugador argentino, que tenía una lengua filosa dentro y fuera de la cancha.
Aunque ponerle Diego Maradona a un parásito podría considerarse una burla u ofensa, las dedicatorias en biología siempre son un halago. De ahora en más, si aparece una nueva especie de parásito perteneciente al mismo género, su nombre deberá ser Diegoglossidium.
Fuente: Página12