Opinión por Santiago García Scardigno

SE TERMINARON LOS ESTADISTAS

Nos gusta buscar personas adelantadas a su tiempo y, si bien es imposible determinar su
condición de estadista en el presente, quien analice el pasado podrá juzgar con mayores
herramientas si a tal o cual persona le cabe la etiqueta.
¿Javier Milei formará parte de este selecto grupo?
De movida, no. El Presidente no se caracteriza por un gran saber sobre el Estado, de
hecho, no le importa y busca su extinción. Aunque si le salen algunos movimientos, puede
aspirar a atarle los cordones a Menem. Lo que está claro es que es un hombre que tiene
prioridades. Estabilizar la economía argentina parece ser la máxima que rige su vida. El
mismo se declaró “bilardista”, y con razón. Milei pretende que los números cierren aunque
en ello vaya la vida de los argentinos. El libertario desea que sus gráficos salgan bien,
aunque tenga que salir a defender a sus 50 funcionarios peronistas. El anarcocapitalista
añora terminar con el déficit, aunque esto implique una paralización total de la vida.
Lo que me gustaría es aclarar que esta concepción de bilardismo que tiene Milei y que
entiende la mayoría es errada. En ningún momento Bilardo planteaba jugar mal y así
obtener resultados. Hacer todo para conseguir un objetivo pero dentro de las reglas es parte
del fútbol. Si yo agarro la pelota con la mano para evitar un gol, me estoy exponiendo a una
justa sanción (expulsión). Si eso te hace ganar el partido, no hay problema.
Milei juega mal, no tiene un marco que delimite su accionar y por eso falta a su palabra de
campaña. Tiene a toda la casta en el gobierno y hasta Luis Petri ligó un ministerio (para
disimular su odio a los radicales, y para que Bullrich tuviera un soldado en Mendoza).
Este desprecio que el Presidente de la Nación tiene por la UCR se fundamenta en su
equivocada interpretación del bilardismo y se parece cada día más a las históricas
conductas del peronismo. Si a eso le sumamos que sólo gobierna con miembros del PJ,
estamos en condiciones de afirmar que este gobierno es peronista, partiendo de la base de
que no existen dirigentes políticos que no sean radicales o peronistas. Digo esto sin ánimos
de ofender a la izquierda.


LA NO PLANIFICACIÓN COMO MONEDA CORRIENTE

Cada vez que un partido político en el gobierno toma una decisión, tenemos tendencia a
sobreanalizar lo acontecido, creemos que todo está planificado y muchas veces son simples
actos de gestión que traen consecuencias y se improvisa sobre las mismas. A una persona
tan temperamental como Milei podemos adjudicar una gran dosis de improvisación,
sustentada, también, en la inexperiencia del propio Presidente como de sus legisladores. La
falta de gimnasia legislativa, el desconocimiento de los juzgados que bloquean los DNU y la
baja calidad de debate son consecuencias lógicas. Pero que Milei haya planificado mandar
una ley de proporciones bíblicas para dejar en evidencia a “la casta” es errado, de ser así
no hubiera acordado con el PJ de Córdoba, el de Salta, ni con el de Tucumán para
conseguir los votos. Esto hizo que sus trolls se comieran un sapo innecesario y, como todos
sabemos, la herramienta fundamental para llevar adelante “la misión” que tiene Javier Milei
en esta tierra es la comunicación. Jamás permitiría que ella se resienta intencionalmente,
por ello, una vez caída la Ley Ómnibus, rápidamente salieron a fortalecer la narrativa que
posiciona a los buenos de un lado, y a los comunistas del otro.
Se está reconfigurando el mapa político todos los días, porque quien gobierna maneja otros
valores. Cristina Kirchner lo entiende y advierte que si a Milei le salen algunas cosas bien en
el aspecto económico, tendrán que rearmarse para ofrecerse como alternativa, mientras
algunos de sus compañeros hacen caja en el Gobierno Nacional. Por otro lado, esta el PRO
que busca lugares con el mismo fin, aunque por la imagen negativa de Mauricio Macri, no
verían con malos ojos ser furgón de cola de LLA, mientras puedan conservar la CABA. La
lupa está puesta en la UCR, que es protagonista siempre por no oponerse ciegamente
como UP a lo que plantea el Gobierno; coquetea con aprobarle todo para apelar al corazón
del histórico electorado radical (que hoy eligió a Milei), pero con excepciones que marquen
la cancha para contener a las bases, y defender las ideas de un partido que hace más de
130 años sobrevive con más éxitos y logros (en gestión) que los demás partidos.
No me gusta cerrar sin proponer, las frases de autoayuda política me deprimen, pero me
voy a guardar la metodología que siempre intento plasmar y diré que Milei sube al ring sólo
al radicalismo… esas cosas se tienen que aprovechar.

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