Los reproches que surgieron en el Congreso del PJ expusieron el malestar que hay en la coalición opositora con la agrupación de Máximo Kirchner. El lugar clave de Axel Kicillof
El clima de época del peronismo quedó retratado en el Congreso del PJ de ayer .La dirigencia política dejó a un costado el silencio conveniente de los años de gobierno y abrió la boca para empezar a enumerar sus propias verdades. La interna del gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner nunca se saldó. Lo que sucedió fue que quedó freezada en el tiempo gracias a los esfuerzos de Sergio Massa para construir una candidatura potable, en un contexto difícil.
En el peronismo se habla de la necesidad de un cambio de época. Pero, como ha sucedido en los últimos años, cada sector tiene una proyección diferente, lo que impide generar acuerdos sólidos. Gran parte del peronismo del interior está harto de la conducción de La Cámpora. De la intervención de Máximo Kirchner en los cierres de listas y de concentrar el poder, junto a Cristina Kirchner, para definir el rumbo del esquema político
“Necesitamos cambiar la lógica de conducción. Si seguimos mostrando y proponiendo lo mismo, entonces vamos a conseguir lo mismo: la derrota”, fue la sentencia de un intendente que ayer estuvo en las instalaciones del microestadio de Ferro, donde se realizó el congreso del PJ Nacional. El mensaje va directo a la cúpula camporista y al sector más duro del kirchnerismo
Gran parte del peronismo anhela ponerle límites a La Cámpora en la conducción del partido. No solo a nivel nacional, sino también en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires. Son varios los dirigentes que entienden que en los últimos cuatro años el armado de listas legislativas siempre favoreció al camporismo, en detrimento de las provincias y de otros sectores de la coalición, y que el reparto de cargos influyentes ha sido muy mezquino.